Itamar Rogovsky dibuja el perfil de la nueva organización

26 de noviembre de 2010

“¿Por qué tanta sorpresa por el hundimiento de este sistema económico? No podía ser de otra forma”. Así de contundente se mostró el profesor Itamar Rogovsky desde el inicio de su charla, convencido de que “se veía venir la debacle, del mismo modo en que se vinieron abajo otros sistemas económicos que dejaron de funcionar, como el feudalismo o la esclavitud”. También puso en duda el concepto de la globalización, un fenómeno que sólo pueden permitirse las economías desarrolladas que quieren vender “donde hay clientes que puedan comprar sus productos: dos tercios del planeta no se globalizan, porque no tienen poder adquisitivo”. Y ejemplificó tal afirmación con una comparación: “¿Por qué sí se globaliza la Coca-Cola y no la yerba mate?”. Afirmó, además, que desde el punto de vista tecnológico se podría erradicar el hambre en el mundo, “podríamos dar de comer a toda la humanidad, pero tendríamos que organizarnos de otro modo, necesitamos otro sistema”. Y ofreció sus recetas para cambiar el funcionamiento de las organizaciones y percibir el trabajo desde otro punto de vista. “Hay que volver a las raíces, y desarrollar valores como la solidaridad y la competencia, que no es lo mismo que la competitividad”. Un concepto, el de la competitividad, que trajo a colación en varias ocasiones, ya que pervierte la consecución de los objetivos empresariales. “Lo importante es transformar a empresas de la competencia en irrelevantes; no competir, sino buscar y lograr la singularidad”.

Organizarse según una nueva lógica

Itamar Rogovsky aseguró que las empresas de la nueva economía “funcionan en base al desarrollo de las ideas, al trabajo en equipo sin estructuras y con unos valores que las orientan, como son la ecología, la responsabilidad social o el trabajar para necesidades reales”. La organización de acuerdo a esta nueva lógica pasa por huir de las compañías piramidales, a las que llamó “dinosáuricas”, y construir empresas inestructuradas, sin límites ni liderazgos, sin presupuesto, no programadas y conjeturales. Rogovsky dijo no creer en las estructuras fijas ni en ningún tipo de límite a la hora de hacer negocio. Habló también de un tipo de líder muy distinto “al macho” que antes era el prototipo de dirigente. “Hoy en día se habla del empowerment, y este líder reúne unas cualidades que siempre han definido a las mujeres”. Trabajar sin presupuesto puede ser un problema para las organizaciones, especialmente a la hora de tratar con bancos o consultoras, “pero hay empresas que ya funcionan así, sin presupuestos, porque nunca conseguían que se los concedieran y aprendieron a manejarse con otros instrumentos”.

Los balances son herramientas muy utilizadas por las organizaciones, “aunque tampoco son importantes: la pregunta es saber cuánto he dejado de ganar, no lo que he ganado”. También alabó la capacidad de muchas compañías para trabajar sin objetivos. “El objetivo sólo ha de ser ‘¿cuánto más?’. Los retos sí son eficaces; los retos son otra cosa”. Las empresas que basan su organización en esta nueva lógica funcionan sin programas, “que sólo sirven para dar confianza a la gente, pero hay lugares donde se trabaja con sistemas como la improvisación programada”. Manejarse en base a conjeturas es otro de los vectores en los que se apuntala esta nueva organización. “No se opera sólo según datos objetivos y cuantificables. Lo subjetivo también es un dato, y hay que saber aprender de los errores”. El profesor Itamar Rogovsky estuvo acompañado por Pere Monràs, vicepresidente ejecutivo de la Fundació Cercle per al Coneixement y socio director de Hèlix3c. Monràs alabó la capacidad didáctica de Rogovsky, “siempre aprendo algo nuevo de él cuando le escucho”, y habló de la necesidad de “conjugar los talentos individuales en beneficio de la organización”. Para ilustrar su afirmación, utilizó una frase del profesor: “Nosotros es más inteligente que yo”. ■

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