15 de septiembre de 2009
El Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (CoNCA) ha otorgado al arquitecto Josep Quetglas el Premio Nacional de Arquitectura y Espacio Público.
El jurado ha premiado a Quetglas «por su incansable investigación y divulgación» sobre Le Corbusier, que se han plasmado en la publicación Massilia. Annuaire d’Études Corbuséennes. Según el jurado, formado por 24 personalidades del mundo de la cultura, el arquitecto mallorquín ha destacado por los conocimientos que ha impartido en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la Universidad Politécnica de Cataluña y por su trayectoria como crítico de arquitectura.
El jurado también ha valorado muy positivamente sus ensayos, que han permitido «construir una cultura arquitectónica densa y singular basada en el rigor y la permanente exigencia crítica».
Josep Quetglas, que ha pasado grande parte de su vida en Barcelona como catedrático de la UPC, describe al arquitecto francés Le Corbusier como uno de los arquitectos que mejor ha representado el esfuerzo individual. Afirma Quetglas: «Saber estar a la altura de las circunstancias, enfrentarse a los tiempos en los que toca vivir, como condición, estímulo y objetivo de la existencia humana. Voz personal de un ambiente colectivo. Tratar de comprender a Le Corbusier significa, de alguna manera, tratar de comprender aquello que puede ser, que tiene que llegar a ser, un arquitecto.»
El CoNCA también ha premiado a Enric Jardí con el Premio Nacional de Diseño y a Francesc Torres con el Premio Nacional de Artes Visuales. ■
Hace años pude asistir a una conferencia suya titulada «Hora y media en Poissy». El salón de actos del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid desbordado. Empezaba como un encargo normal, con un programa cerrado, un cliente exigente, un entorno clasicista. Además surge en un momento de mucho trabajo, compartiendo el tiempo con el Centro Soyuz, sin poder concentrarse plenamente … Nadie vino a darle carta blanca ni presupuesto ilimitado, nadie le encargo el comienzo de una Nueva Arquitectura. Y a pesar de la realidad en la que vivía, lo consiguió. Qué gran aterrizaje en la realidad a punto de salir de la Escuela en aquellos años. La magia sigue siendo posible. Pero depende de nosotros, los arquitectos.