Henry Chesbrough invita a las empresas a compartir conocimiento

22 de marzo de 2010

El acto formaba parte del programa del postgrado en Estrategia y Competitividad Regional que organiza la UPC School, en el que estuvo presente Chesbrough, uno de los «top 50» en temas de innovación e investigación, según Scientific American. Henry Chesbrough, director ejecutivo y profesor del Center for Open Innovation de la Haas School of Business Development, ofreció la conferencia «Cap a un nou paradigma: open innovation«, en la que el experto dibujó el panorama con el que se encuentran hoy las compañías en el ámbito de la investigación y el desarrollo.

El norteamericano habló de su experiencia en varias de las empresas donde había trabajado, entre ellas Xerox, que le sirvió para ilustrar la metodología errónea que en un principio utilizaban al iniciar el proceso de la innovación. Según Chesbrough, la multinacional usaba un sistema de innovación cerrado, «como un embudo», en el que toda la investigación se focalizaba en conseguir un nuevo producto que contara con el beneplácito del mercado. «Pero este proceso tenía una importante pérdida de energía. Sólo había un camino de entrada y uno de salida, y se rechazaban productos demasiado pronto, sin una evaluación completa ni toda la información necesaria.»

De esta manera, las empresas tienen que tener en cuenta los «falsos negativos», es decir, aquellos productos que pueden interesar a otros sectores de mercado. Según Chesbrough, los directivos deben saber «jugar al póquer y al ajedrez», una metáfora sobre cómo se pueden conocer los movimientos de la competencia. Habló también de su teoría del boomerang, referente al hecho de que un proyecto que se inicia dentro de una empresa acabe desarrollándose fuera de su entorno y sea otra compañía quien lo haga triunfar. «Éste sería el caso del iPod», explicó el experto en innovación, que utilizó este ejemplo para hablar de la colaboración entre empresas para llegar a conseguir un producto de calidad. Chesbrough explicó que el iPod nació en Philips, «que rechazó el proyecto» porque no le vio posibilidades de triunfar en el mercado. Su creador, Tony Faddell, propuso la idea a Apple, que emprendió la iniciativa con el apoyo de otras compañías, como PortalPlayer o Toshiba. Como paradigma español de innovación y buenas prácticas empresariales, habló de El Bulli, que ha colaborado con otras empresas que le han aportado valor. «Las buenas ideas están distribuidas por todas partes. Y las empresas no tienen los mejores profesionales del mundo: hay gente externa muy buena con la que se puede colaborar.»

La ponencia de Chesbrough fue presentada por Xavier Pont, responsable de Iniciativas Económicas del Departamento de Economía y Finanzas de la Generalitat de Cataluña, y Albert Castellanos, director de Talència, la nueva agencia catalana de la investigación. Castellanos coincidió con el norteamericano en la opinión de que los monopolios de la información y el conocimiento se han acabado, debido a la implantación de Internet y los nuevos sistemas de información. Las empresas, sin embargo, tienen carencias, porque existen «distintos modelos de negocio y culturas organizativas diversas». Castellanos defendió políticas públicas que promuevan la open innovation y la transferencia de conocimiento.

En la segunda parte de la jornada estuvo presente Enric Barba, director general de UNIDESA, que explicó la experiencia de esta rama industrial de CIRSA, de tipo B2B (business to business), que es un ejemplo de compañía que desarrolla proyectos propios. «Somos propietarios de tecnología de última generación. Y tenemos un grupo de investigación propio, no porque sea una moda, sino porque creemos en la innovación.»

Xavier Farrès, director del Centro de Innovación Empresarial de ACC1Ó, ofreció la palabra a dos representantes de los proyectos europeos con más éxito en el ámbito de la innovación.

Jeff Skinner, director ejecutivo del Instituto de Innovación y Entrepeneurship de la London Business School, habló de la misión de la London Technology Network, una institución que ayuda a las compañías en cuestiones de innovación tecnológica y da a conocer el trabajo de la comunidad investigadora.

El alemán Frank Wagner, director de innovación e I+D de Fraunhofer IAO, explicó el modelo de su empresa, una institución fundada en el año 1949 donde trabajan 17.000 personas y que agrupa a 80 institutos de investigación. Fraunhofer IAO tiene siete áreas de negocio, entre ellas ciencias de la vida, tecnología y comunicación, componentes y materiales, defensa y seguridad y producción. Wagner ofreció detalles de la internacionalización del grupo, que está implantado en China, Estados Unidos, Singapur, Malasia o Japón. ■

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