Kathryn Best muestra las claves del diseño creativo aplicado a la empresa

24 de enero de 2011

En un salón de actos lleno a rebosar, y con todas las plazas agotadas, Kathryn Best habló sobre la relación entre el diseño y la mejora de la eficiencia de las empresas, y de qué manera éstas utilizan estratégicamente la innovación y la creatividad. «Por un lado, usan el Design Thinking en el desarrollo de sus productos y servicios, pero también en procesos de gestión diaria y, además, en el desarrollo creativo de las compañías». La experta citó empresas como General Electrics, Philips Design, Sony, Procter& Gamble o Quicksilver como ejemplo de organizaciones que potencian la creatividad de sus empleados y optan por introducir la innovación en sus procesos. Kathryn Best definió la creatividad como «la generación de nuevas ideas, e incluso nuevas maneras de mirar problemas ya existentes y descubrir nuevas oportunidades». El diseño establece vínculos entre creatividad e innovación, y pone las ideas en práctica. El pensamiento creativo no responde a ningún estándar y relaciona ideas que quizás antes no tenían nada en común.

Best diferenció entre pensamiento analítico y pensamiento creativo, y explicó las características de cada uno de ellos. El pensamiento analítico es lógico, unívoco y con pocas preguntas. Sus ideas están consolidadas y es convergente y vertical. El pensamiento creativo, por el contrario, requiere imaginación, se hace muchas preguntas y ofrece aún más respuestas e ideas. Es divergente y lateral. «Los dos son diferentes, pero establecen vínculos y son imprescindibles. Todo el mundo tiene ideas creativas, pero quizás están enterradas bajo ideas analíticas». La conferenciante habló de tres tipos de innovación. La innovación incremental, que explora formas ya existentes, gracias a la tecnología, como pequeños cambios, mejoras o nuevas configuraciones. La innovación modular, que no es radicalmente transformadora, y la innovación radical, la que parte de conocimientos existentes, aptitudes y tecnologías para crear algo nuevo en el mundo. Sería el ejemplo de Internet, que ha creado nuevas capacidades para la estrategia y la innovación.

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La gestión de la innovación y el pensamiento creativo en las empresas centró una parte de la conferencia. Best estableció 5 fases de la creatividad: la preparación, el esfuerzo del equipo, la incubación – «cuando la idea se deja dormir» -, la perspicacia («el flash o el momento de iluminación») y la evaluación. Aconsejó generar creatividad a través de pequeños ejercicios diarios, como hacer conexiones entre elementos que no tienen nada en común, buscar pistas o noticias en los medios de comunicación, y llevar siempre una libreta para apuntar todo lo que se nos ocurra. En el marco de la empresa, aconsejó a los gestores desarrollar y potenciar el talento individual, pero también a saber encontrar una voz propia e inspirar a los demás.

Kathryn Best llamó la atención sobre las barreras al pensamiento creativo, que se han de saltar si son un inhibidor en el proceso de generación de ideas. «Las barreras más importantes nos las imponemos nosotros mismos. Muchas veces son los hábitos, las rutinas, o el hecho de establecer una única respuesta y no hacerse preguntas. Pero también hay miedo a parecer loco o que te digan que una idea es una estupidez. Esto no se debe decir nunca: se ha de animar al equipo a hablar sin complejos», concluyó. ■

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